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10 de septiembre de 2006

Socavados los derechos civiles (Luego del 11-S

Por José A. Delgado / jdelgado@elnuevodía.com
ENDI.com

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NUEVA YORK - La mera divulgación reciente de otro supuesto plan para hacer estallar aviones comerciales sirvió de recordatorio de cuán volátil se encuentra el mundo actual, a cinco años de los escalofriantes ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. De los sucesos del 9-11, en Nueva York, Washington y Pensilvania, marcados por el derrumbamiento de las Torres Gemelas y la muerte de unas 3,000 personas, nadie podrá olvidarse.

Pero, cinco años después, el debate también está marcado por los continuos esfuerzos del Gobierno estadounidense por extender las palancas de su poder policial a nivel doméstico e internacional, incluidas las guerras en Irak y Afganistán.

Al incremento en la seguridad y las largas filas en los aeropuertos, se ha sumado toda una agenda "preventiva" por detectar posibles sospechosos de terrorismo que ha alterado el delicado equilibrio que debe existir entre la seguridad y los derechos civiles.

El gobierno del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lucha en los tribunales por salvar su controvertido programa de escuchas telefónicas por el cual se interceptan, principalmente, llamadas internacionales de "sospechosos" de pertenecer al grupo terrorista Al Qaeda sin tener que solicitar autorización a un juez.

Los grupos pro derechos civiles han tenido bajo fuego, desde su aprobación, a la llamada Ley Patriota (Patriot Act), la respuesta jurídica estadounidense a los ataques del 9-11. Por medio de esa ley, el Gobierno federal ha podido fortalecer su poder investigativo.

Pero, también ha tenido un mayor acceso a la intimidad de los ciudadanos, a través de los mensajes de correo electrónico, actividades comerciales y el uso de bibliotecas, entre otros ejemplos.

Y a nivel internacional, la campaña estadounidense ha incluido prisiones secretas en diversos países y el encarcelamiento indefinido en la base naval de Guantánamo de cientos de "combatientes enemigos".

Acciones extremas juegan a favor del terrorismo

"La respuesta del Gobierno federal ha sido tan drástica que en cierta medida ha ayudado a esos grupos terroristas a lograr su propósito de alterar el sistema de gobierno en Estados Unidos", indicó el abogado William Ramírez, representante en Puerto Rico de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU).

La ACLU consiguió que una jueza de Washington D.C. declarara inconstitucional el programa de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) de interceptación de llamadas telefónicas. Pero, el gobierno de Bush ha solicitado que se mantenga en vigor en espera del proceso apelativo y ha propuesto al Congreso ampliar su poder para realizar esas interceptaciones.

El incremento en la seguridad en los aeropuertos, que alcanzó nuevos niveles hace un mes a raíz de que las autoridades británicas alegaran haber desmantelado un plan (cuya inminencia, sin embargo, ha sido puesta en duda) para hacer estallar una decena de aviones comerciales que saldrían de Londres con destino a Estados Unidos, es una realidad que muchos han aprendido a aceptar.

Nadie quiere viajar en un avión comercial con explosivos o que pueda ser secuestrado.

Pero, el Gobierno federal no quiere limitarse al registro físico de personas y equipo de carga.

El secretario de Seguridad Interna (Homeland Security), Michael Chertoff, ha anunciado que el Gobierno federal interesa tener acceso directo a los datos de los pasajeros que tienen las agencias de viajes y las aerolíneas. "Los récords de los pasajeros contienen información, como itinerarios de vuelo y método de pago, que pueden analizarse conjuntamente con la inteligencia que se tiene para identificar viajeros de alto riesgo, antes de que puedan abordar un avión", indicó Chertoff.

La ACLU sostiene que el Gobierno federal se ha dedicado más a hacer un perfil racial o de origen de los pasajeros "peligrosos", como sucedió con los arrestos de inmigrantes inmediatamente después del 9-11, en vez de centrarse en la conducta de las personas.

"El perfil tiene que hacerse a base de la conducta de la persona, no por su raza", afirmó el abogado Ramírez, quien considera que el estereotipo que se tiene en Estados Unidos de un terrorista es similar a los rasgos físicos del puertorriqueño

Invasión no trajo mas seguridad a estadounidenses

Con sólo acercarse la conmemoración del quinto aniversario de los ataques del 9-11, el gobierno estadounidense ha avivado su discurso a favor de la guerra en Irak, que Bush ha querido vincular desde el principio a su guerra en contra del terrorismo.

"La guerra que mantenemos hoy es más que un conflicto militar. Es la lucha ideológica determinante del siglo 21", ha indicado Bush, como parte de una campaña que la oposición describe como un esfuerzo de relaciones públicas para atenuar las críticas a la guerra en Irak, desde hace meses rechazada por la mayoría en Estados Unidos.

La invasión de Irak, que tuvo el objetivo de derrocar a Sadam Hussein y desbaratar un arsenal de armas de destrucción masiva que nunca fue hallado, ha cobrado la vida de decenas de miles de personas. Las bajas civiles iraquíes pueden haber superado las 100,000 y los estadounidenses caídos en la guerra son ya más de 2,600.

A tres años del inicio de la guerra en Irak, muchos, incluidos altos militares estadounidenses, consideran que ese país está en medio o más cerca que nunca de una guerra civil, como consecuencia del incremento en la violencia étnica.

"Si se toman en consideración los errores que Estados Unidos ha cometido en Irak, cuánto tiempo ha sido perdido y cuán difícil es esta tarea, hasta un cambio en la dirección correcta en Washington y Bagdad pudiera sólo aplazar lo que ya es inevitable", concluyeron Kenneth Pollack y Daniel Byman, expertos del Instituto Brookings de Washington D.C., en un informe reciente.

Y ahora se confirma que el movimiento Talibán, bajo cuyo gobierno el grupo terrorista Al Qaeda creó una amplia red en Afganistán, comienza a recuperar terreno que había perdido frente a las tropas estadounidenses en ese país de Asia Central.

En un estudio, el Center for American Progress y la revista Foreign Policy, revelaron que el 86% de los expertos en seguridad nacional que entrevistaron coincide en que los estadounidenses viven ahora en un mundo más peligroso que antes de la guerra en Irak. Y el 83% de esos expertos piensa que, pese a la retórica oficial, Estados Unidos no está ganando la guerra en contra del terrorismo.