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16 de marzo de 2007

Indignación por trato a los veteranos de Irak

La organización antimilitarista Madres contra la Guerra aprovechó ayer la cercanía del cuarto aniversario de la invasión estadounidense a Irak, que tiene lugar el lunes, para denunciar que los veteranos del conflicto no están recibiendo atención médica adecuada ni en Puerto Rico ni en Estados Unidos.

La portavoz del grupo denunció que los hospitales de veteranos no están dando abasto debido a que el presidente George W. Bush recortó $1,000 millones a su presupuesto mientras que aumentó $4,000 millones para reclutamiento.

Santiago dio como ejemplo el caso del sargento de Caguas Carlos Rivera, quien desarrolló sangrado renal, dolores de espalda y costado y síntomas de enfermedad gastrointestinal tras llegar de Irak en 2003. La esposa del sargento, Ivelisse Rivera, dijo por teléfono desde el fuerte Campbell en Kentucky que su marido, de 36 años, combatió en la unidad de operaciones especiales "night stalkers".

El sargento no habló ayer porque estaba indispuesto debido a los medicamentos, explicó la esposa.

Rivera dijo que por haber regresado enfermo lo han descartado para ascensos, no obtuvo diagnósticos correctos de los médicos militares y lo trasladaron a una unidad regular (101 de paracaidistas). Luego se pretendió movilizarlo de nuevo a Irak estando enfermo.

Rivera dijo que a su esposo, quien fue condecorado con la Medalla de Bronce, que se le otorga a soldados que muestren especial valentía, se le dijo que no había problema porque "en Irak había recursos para atender sus problemas médicos".

El hombre sufrió una crisis nerviosa y estuvo al borde del suicidio cuando la portavoz de Madres contra la Guerra, Santiago, quien es sicóloga, intervino y le consiguió el tratamiento sicológico correspondiente, por lo que finalmente no regresó a Irak.

"Ellos creían que él estaba inventando las enfermedades para no ir a Irak. Pero luego tuvieron que reconocer que sus problemas de salud son reales", dijo Rivera.

La esposa del soldado dice que reclamaron una prueba de uranio reducido y un año después el Ejército informó que estaba negativa sin entregar el resultado oficial de laboratorio.

Sin embargo, un funcionario del área médica militar le dijo que la exposición de Carlos al uranio reducido había sido una de las más altas de su unidad, alega la esposa del militar

Finalmente le hicieron una Junta Médica y sólo le reconocieron un 20% de incapacidad cuando tiene además la espina dorsal comprimida y ha desarrollado pancreatitis, diabetes, asma y apnea del sueño, entre otras condiciones.

Por: Eugenio Hopgood Dávila / El Nuevo Día