Bogotá, 2 oct (EFE).- El 40 por ciento de los estadounidenses que han ido a combatir a Irak y Afganistán padecen enfermedades mentales que en muchos casos han terminado en suicidio o intento de suicidio, dijo hoy en Bogotá la presidenta de la organización no gubernamental (ONG) puertorriqueña Madres Contra la Guerra (MCG), Sonia Santiago.
Muchos otros sufren enfermedades que se han derivado de la aplicación apresurada de la vacuna contra el virus del ántrax o del contacto con el uranio de proyectiles de guerra, agregó la activista en declaraciones a Efe en la capital colombiana, adonde viajó para asistir a la Cumbre Mundial de Paz.
La responsable de MCG precisó que estos militares han contraído la osteoporosis y la osteoartritis tras recibir el biológico contra el ántrax sin el seguimiento del protocolo médico.
También, agregó, han quedado expuestos al cáncer y a daños en los sistemas respiratorio y digestivo por efecto del uranio reducido, metal pesado adosado a las balas para romper el blindaje de los medios de guerra del enemigo.
El síndrome postraumático del estrés es el problema de salud mental más recurrente entre ellos, además de los ataques de pánico, la depresión mayor, las pesadillas y el insomnio, continuó Santiago.
Más de 1,3 millones de estadounidenses han estado en los frentes de guerra de Irak y Afganistán, donde han muerto unos 5.000 estadounidenses, 68 de ellos mujeres, añadió la activista.
Los informes facilitados por el Pentágono, prosiguió, muestran que el suicido entre los militares que han combatido en ambos países es "altísimo".
Lo es "particularmente entre los responsables del reclutamiento militar, quizás por el cargo de conciencia que les deja llevar estos jovencitos a los escenarios de guerra", apuntó la fundadora de MCG, para indicar que la misma fuente reconoce una media semanal de 139 intentos de suicidio.
Al menos 10 de los 6.000 puertorriqueños que combatieron en los mismos países se han suicidado, dijo Santiago, que fundó este colectivo de mujeres el 1 de mayo de 2003, cuando su hijo, entonces de 24 años, estaba en algún campo de combate en Irak, donde permaneció un año y medio.
La mujer se lamentó de que su hijo haya firmado el "contrato militar" de ocho años que lo llevó a la guerra a cambio del pago por el Pentágono de una deuda universitaria que había contraído, y de que de manera tardía hubiera recurrido al derecho de objeción de conciencia, que es el eje de las tareas de MCG.
"Es un derecho de los militares seguir los dictámenes de su conciencia cuando saben que por razones éticas, morales o religiosas no deben hacer algo que se les ordena", subrayó la presidenta de este colectivo, que tiene un capítulo en Nueva York.
La representante de MCG observó que el éxito del trabajo de su colectivo "es intangible muchas veces, porque el objetivo es lograr penetrar el alma de este joven y orientarlo para que no mire la carrera militar como opción de vida".
El de MCG "es un movimiento hermoso por la madre tierra", apuntó Sonia Santiago, una de las muchas experiencias contra la guerra del exterior que fueron invitadas a la Cumbre Mundial de Paz de Bogotá, cita de cuatro días inaugurada el jueves.
La reunión, convocada por Pacifistas Sin Fronteras (PSF), con sede en Colombia, terminará con la proclamación del llamado "Manifiesto de Bogotá 2009: por una sociedad pacifista". EFEhttp://www.univision.com/contentroot/wirefeeds/noticias/8051384.shtml