Me pregunto que color de estrellas debe usar la esposa de un soldado al vivir así tantos años…
No hay estrella para toda una vida sacrificada por cuidar a alguien que uno ama, sacrificando la carrera profesional o las aspiraciones educativas de uno por cuidar a ese ser amado. O estrella por una paternidad compartida y por el tiempo que uno le dedica a la persona amada.
En tiempos de paz, al igual que en tiempos de guerra, la milicia exige que la familia sea secundaria a la milicia. La familia se muda frecuentemente (cada 2 o 3 años). La inabilidad del padre o la madre militar de poder participar en el proceso de crianza de los hijos o hijas trae tremendos retos a la pareja donde la espectativa es que sean dos los que trabajen para poder mantener un nivel de vida decente. La ausencia de la familia, de los amigos y de la comunidad crea independencia personal, mientras las constantes mudanzas engendra dependencia financiera en el miembro de las fuerzas armadas.
Con respecto a las esposas militares, se supone que vivamos la vida militar sin que se nos escuche, vea, prepare o se nos reconozca por nuestros servicios. Se nos llama: "las filas silentes", pero realmente somos invisibles también. Al "Nuevo Army" le gusta decir "reclutemos al soldado, pero retengamos a la familia," pero la realidad es que si el army hubiera querido una familia la hubiera creado.
Nosotras estamos viviendo dentro de una institución que no quiere vernos ni escucharnos. Ni los civiles ni los legisladores demuestran interés en nuestras experiencias con lo militar ni con las guerras, sin embargo nuestras experiencias son secundarias solo a las de nuestros familiares militares. No hay fiestas de gala por nuestro servicio ni por nuestro sacrificio, ni hay diálogos nacionales sobre cómo nos afectan las guerras o a nuestros hijos e hijas; ni sobre las heridas causadas por la guerras de Afganistán e Iraq , ni sobre el daño cerebral (traumatic brain injury TBI) ni sobre el Síndrome Post traumático del estrés (PTSD). Ambos son invisibles y difíciles de diagnosticar. Ambos diagnósticos fundamentalmente afectan al militar de forma compleja y confusa- al que está afectado y al no afectado por igual.
También, sin embargo, están las heridas de los que amamos al militar y cuyas heridas, traumas y aflicciones frecuentemente no son identificadas ni tratadas. Se denomina con frecuencia a los militares que regresan los "caminantes heridos". Yo incluyo entre ellos a sus esposas o esposos y a sus hijos e hijas.
Créanme: usted no tiene que usar un uniforme para estar herido por estas guerras y los soldados no son los únicos veteranos en los matrimonies militares.
Licenciada Carissa S. Picard, Esq., casada por 8 años con un militar y veterano de Guerra, fundadora de:
Military Spouses for Change, es escritora y abogada.