Andrew Bacevich
TomDispatch
En los círculos de la defensa, "recortar" el presupuesto del Pentágono ha vuelto a ser un tema de conversación. El país no debe confundir esa cháchara con la realidad. Cualquier recorte que se haga, a lo más, reduciría la tasa de crecimiento del gasto. Los hechos esenciales son: los gastos militares de EE.UU. hoy en día son iguales a los de todas las otras naciones del mundo juntas, una situación sin precedentes en la historia moderna.
El Pentágono gasta actualmente más en dólares constantes de lo que en ningún momento durante la Guerra Fría – esto a pesar de la ausencia de cualquier cosa que se aproxime remotamente a lo que los expertos de seguridad nacional llaman “competidor par”. ¿El Imperio del Mal? Existe sólo existe en la imaginación febril de aquellos que tiemblan ante la perspectiva de que China sume un oxidado portaaviones de ruso a su flota o los que toman en serio los delirios de los islamistas radicales que prometen, desde el fondo de sus cuevas, unir a la Umma en un nuevo califato.
¿Que qué están comprando los estadounidenses? Lamentablemente, no mucho. A pesar de los exorbitantes gastos (por no hablar de los esfuerzos y sacrificios de las tropas estadounidenses), el retorno sobre su inversión es, por decirlo suavemente, poco impresionante. La lección principal que surge de los campos de batalla de la era post-11S es la siguiente: el Pentágono simplemente no llega a traducir su "supremacía militar" en una victoria que valga la pena mencionar.
Washington sabe cómo se inician las guerras y la manera de prolongarlas, pero no tiene ni la menor idea de cómo acabarlas. Irak, la última adición a la lista de las guerras olvidadas de Estados Unidos, se presenta como la Prueba A. Cada bomba que explota en Bagdad o en alguna ciudad iraquí, salpicando sangre por toda la calle, pone de manifiesto lo absurdo que es juzgar "la oleada" como la hazaña épica que celebra el lobby Petraeus.ver art. completo.
...LA GUERRA ES LA ANTITESIS DE LA PAZ Y NOSOTRAS LUCHAMOS POR LA PAZ...