Cinco nuevas bajas convierten 2007 en año más mortífero para EEUU en Irak
BAGDAD (AFP) - La muerte de cinco soldados estadounidenses en dos ataques en Irak convierte 2007 en el año más mortífero para Estados Unidos en este país, con 850 bajas desde enero y 3.855 desde el inicio de su invasión en 2003.Según un recuento de la AFP basado en cifras del Pentágono, 850 soldados murieron en lo que va de año en Irak, frente a 846 en 2004, hasta ahora el año más sangriento para las tropas norteamericanas.
Desde el comienzo de la invasión de este país del Golfo en marzo de 2003, Estados Unidos perdió a 3.855 efectivos, según cifras del Pentágono, que toma en consideración las personas fallecidas después de abandonar Irak para recibir tratamiento médico.
"Ayer (lunes) perdimos a cinco hombres en dos lamentables incidentes, los dos con artefactos explosivos", anunció el martes durante una conferencia de prensa en Bagdad un portavoz del mando norteamericano, el contraalmirante Gregory Smith.
Cuatro de ellos murieron en la explosión de un artefacto al paso de su vehículo cuando participaban en una operación cerca de Kirkuk (centro-norte, a 255 km al norte de Bagdad), precisó un comunicado.
De esta forma, 2007 se convierte, incluso antes de haber terminado, en el año más mortífero para el ejército estadounidense desde que invadió Irak y derrocó al régimen de Saddam Hussein.
Si se desglosan por años las cifras de víctimas mortales facilitadas por el ejército estadounidense, 2003 se cobró la vida de 486 soldados, 2004 otras 846, 2005 un total de 844 y 2006 otras 821.
Se trata de una mala noticia para Estados Unidos que, paradójicamente, llega en un momento en que el gobierno norteamericano y las autoridades iraquíes alardean de una disminución de los actos violentos en el país, y en particular en Bagdad.
La violencia religiosa que ha sumido Irak en el caos desde 2006 está en paréntesis, aunque muy relativo, desde febrero pasado, cuando las fuerzas estadounidenses e iraquíes pusieron en marcha un plan de seguridad que ha logrado atenuar los atentados, secuestros, ejecuciones y enfrentamientos entre grupos armados.
Además, según Smith, gracias a un mayor despliegue de fuerzas y a la colaboración ciudadana, han aumentado los alijos de armas descubiertos en Irak.
En los 10 primeros meses del año, las fuerzas iraquíes y estadounidenses localizaron 5.346 escondites de armas, frente a 2.667 en 2006.
La rivalidad entre las comunidades chiita y sunita, desencadenada desde un atentado perpetrado en febrero de 2006 contra el mausoleo chiita de Samara (125 km al norte de Bagdad), sumada a los ataques contra las fuerzas estadounidenses, había dejado Irak al borde del precipicio a principios de año.
Desde hace varias semanas, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, sostiene que su país ya no se encuentra amenazado por una guerra civil.
Maliki, que vive atrincherado con su gobierno en la fortificada "zona verde" bagdadí, visitó el lunes una de las principales avenidas de la capital, en un intento por demostrar que la seguridad ha mejorado.
Por otro lado, según fuentes estadounidenses, las fuerzas iraquíes hallaron una fosa común con 22 cuerpos cerca de un lago situado al noroeste de Bagdad.
Desde el comienzo de la invasión de este país del Golfo en marzo de 2003, Estados Unidos perdió a 3.855 efectivos, según cifras del Pentágono, que toma en consideración las personas fallecidas después de abandonar Irak para recibir tratamiento médico.
"Ayer (lunes) perdimos a cinco hombres en dos lamentables incidentes, los dos con artefactos explosivos", anunció el martes durante una conferencia de prensa en Bagdad un portavoz del mando norteamericano, el contraalmirante Gregory Smith.
Cuatro de ellos murieron en la explosión de un artefacto al paso de su vehículo cuando participaban en una operación cerca de Kirkuk (centro-norte, a 255 km al norte de Bagdad), precisó un comunicado.
De esta forma, 2007 se convierte, incluso antes de haber terminado, en el año más mortífero para el ejército estadounidense desde que invadió Irak y derrocó al régimen de Saddam Hussein.
Si se desglosan por años las cifras de víctimas mortales facilitadas por el ejército estadounidense, 2003 se cobró la vida de 486 soldados, 2004 otras 846, 2005 un total de 844 y 2006 otras 821.
Se trata de una mala noticia para Estados Unidos que, paradójicamente, llega en un momento en que el gobierno norteamericano y las autoridades iraquíes alardean de una disminución de los actos violentos en el país, y en particular en Bagdad.
La violencia religiosa que ha sumido Irak en el caos desde 2006 está en paréntesis, aunque muy relativo, desde febrero pasado, cuando las fuerzas estadounidenses e iraquíes pusieron en marcha un plan de seguridad que ha logrado atenuar los atentados, secuestros, ejecuciones y enfrentamientos entre grupos armados.
Además, según Smith, gracias a un mayor despliegue de fuerzas y a la colaboración ciudadana, han aumentado los alijos de armas descubiertos en Irak.
En los 10 primeros meses del año, las fuerzas iraquíes y estadounidenses localizaron 5.346 escondites de armas, frente a 2.667 en 2006.
La rivalidad entre las comunidades chiita y sunita, desencadenada desde un atentado perpetrado en febrero de 2006 contra el mausoleo chiita de Samara (125 km al norte de Bagdad), sumada a los ataques contra las fuerzas estadounidenses, había dejado Irak al borde del precipicio a principios de año.
Desde hace varias semanas, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, sostiene que su país ya no se encuentra amenazado por una guerra civil.
Maliki, que vive atrincherado con su gobierno en la fortificada "zona verde" bagdadí, visitó el lunes una de las principales avenidas de la capital, en un intento por demostrar que la seguridad ha mejorado.
Por otro lado, según fuentes estadounidenses, las fuerzas iraquíes hallaron una fosa común con 22 cuerpos cerca de un lago situado al noroeste de Bagdad.