"Hay personas que son programadas para matar y no los desprograman cuando salen del ejército"
Luis Rafael Ramos González, Procurador del Veterano
Cada día parece haber más soldados que enfrentan dificultades para reincorporarse a sus trabajos y vidas familiares tras su regreso del escenario de combate en Irak, a pesar de que la proporción de tropas que reciben tratamiento por condiciones de salud mental en el Hospital de Veteranos palidece en comparación con todos los otros servicios que la institución ofrece.
El Pentágono recientemente concluyó que las movilizaciones prolongadas y repetidas de los infanteros en el escenario de combate en Irak aumenta las probabilidades de que éstos sufran de serias condiciones de salud, como depresión y el Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), que suele afectar a veteranos, víctimas de violación y sobrevivientes de calamidades naturales. Se estima que cerca del 30 por ciento de los soldados destacados en zonas de conflicto sufren de alguna condición mental.
Pero para algunos activistas, abogados y funcionarios que proveen asistencia directa a los soldados en Puerto Rico, el cuadro clínico de las tropas se podría complicar aún más cuando éstos llegan a hogares "vacíos". Una gran parte de los soldados puertorriqueños, según aseguran algunos expertos en el tema, están enfrentando contenciosos divorcios y altas pensiones alimenticias con su llegada a Puerto Rico. Otros ya no cuentan con un trabajo ni tampoco pueden obtener un empleo de su agrado.
Para finales de marzo de este año, la depresión y el síndrome de estrés postraumático figuraban como décima y décimaoctava condición más diagnosticada entre los 3,781 soldados de Afganistán e Irak que habían recibido servicios en Veteranos.
"Regresan y no tienen trabajo ni saben cómo pagar la pensión. Muchos me han confesado que tienen su mente dañada", sostuvo la abogada Maritzza Cardona Echeandía, quien ha representado a varios soldados movilizados como parte de la guerra contra el terrorismo emprendida por el presidente George W. Bush.
Cuatro asesinatos cometidos en una base militar de Estados Unidos el año pasado sirvieron como base para una investigación sobre el estado mental de las tropas, tres de ellos fueron protagonizados por boinas verdes, comandos del Ejército, contra sus esposas, mientras otra cuarta mujer también murió a manos de su esposo, un paracaidista.
En Estados Unidos también se han registrado varios asaltos realizados por soldados que habían sido movilizados al conflicto.
Tan reciente como el pasado lunes, las autoridades detuvieron en la Isla a un sargento del Ejército que confesó haber robado tres bancos por sufrir de una depresión provocada por la guerra de Irak.
"Nos estamos topando con militares que tienen grandes dificultades para reintegrarse en su comunidad. Lo que aprenden en el escenario es matar y eso cala hondo. Caen sin ningún tipo de apoyo", sostuvo Sonia Santiago, coordinadora de Madres contra la Guerra, organización comunitaria que critica la intervención de Estados Unidos en Irak.
Por otro lado, el procurador del Veterano de Puerto Rico, Luis Rafael Ramos González, sostuvo que la cantidad de veteranos que cometen delitos representa una ínfima parte de toda la población penal. Según un sondeo realizado por su oficina en el 2002, sólo 73 de los 15,000 confinados eran veteranos. "Pero hay personas que son programadas para matar y no los desprograman cuando salen del ejército", indicó.