Traducción: AlFanar
Mundoarabe.org, 22/04/2006
Paralelamente al aumento del dominio de las universidades iraquíes por los partidos políticos religiosos, han aumentado las formas con que se atenta contra los profesores universitarios y académicos. Del asesinato (el último fue Abderrazaq Al Naas), al apaleamiento y humillación dentro de las universidades (el último fue Muaiad Al Jafaf). En medio de este atmósfera, salir del país se ha convertido en “una solución razonable en medio de este atmósfera irracional” según palabras de un profesor que no quiso desvelar su nombre.
El profesor de periodismo en la Facultad de Comunicación de Bagdad, Muaiad Qasem Al Jafaf, estaba dando su clase en el pasado 15 de enero cuando, de repente, un grupo (que se autodefinió como parte de la tendencia de Al Sáder) irrumpió su clase. Después se lo llevaron a su despacho y empezaron a apalearle por haber dicho una observación, considerada como “inaceptable”, de que “existe un papel creciente de la autoridad religiosa en Nayaf en la gestión de la vida política y cultural”.
Si Al Jafaf decidió no volver a la universidad hasta que se descubra la identidad de sus agresores, el final de su colega Abderrazaq Al Naas, activista político que no dudaba en dirigir críticas al gobierno y a sus partidos en diferentes medios de comunicación, fue sangriento cuando cayó muerto por disparos unos desconocidos al salir de la universidad.
La Asociación de Profesores Universitarios habla del asesinato de más de cien personalidades científicas desde la caída del régimen iraquí, y “la escalada del proceso de persecución de científicos iraquíes, cuya meta es vaciar a Iraq de sus cerebros y acerbo cultural, intelectual y educativo, u obligarles, mediante amenazas, a salir del país”. La universidad de Bagdad ocupa el primer puesto en cuanto a asesinatos, le sigue la de Basora, Mustanseriya, Al Anbar, Mosul y la de Tikrit; y después está el Comité de Enseñanza Técnica, la Universidad Tecnológica, la de Qadesiya, el Centro de Estudios Superiores y el Centro de Investigación del Cáncer.
Las universidades iraquíes que incluían alrededor de 13.000 profesores y fueron consideradas, en los años setenta, como las mejores universidades árabes, ahora están al borde de una catástrofe por el asesinato y secuestro de sus profesores, y la emigración de cerca de 1.000 profesores desde el derrocamiento del régimen de Saddam.
En la Universidad de Saddam, que se conoce actualmente por el nombre de Universidad de los Dos Ríos, el químico, Saadun Isa, se vio obligado a pagar un rescate de 50 mil dólares para liberar a su hijo, de 22 años de edad, que fue secuestrado. Y no sólo eso, sino que le pidieron salir del país.
Según un profesor de derecho que no quiso desvelar su identidad por miedo: “la responsabilidad de investigar en los crímenes de asesinato de académicos y científicos iraquíes incumbe a los aparatos judiciales y policiales” insistiendo que “estas operaciones no tienen nada que ver con revanchas individuales sino que se enmarcan en un crimen estructural financiado por sectores que se benefician de ello. Si las fuerzas de seguridad detuviesen a los asesinos mercenarios, llegarían a las cabezas que planifican este proyecto diabólico que tiene como blanco al intelectual iraquí”.
INTERVENCIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y SECTARIOS EN LOS CENTROS
ACADÉMICOS
Los movimientos políticos entre los estudiantes se han dinamizado. La universidad se ha convertido en un campo para los enfrentamientos sectarios y el dominio del poder partidista. Existen varias formas de esta escalada de las actividades partidistas y sectarias: los estudiantes cercanos a las fuerzas sunníes se encargan de quitar las pancartas de la Asociación de Desbaacificación, o se unen para hacer frente a la tendencia chií que, por su parte, propaga las fotos de Sistani, del “primer y segundo mártir Al Sáder” y de Mohamed Baqer Al Hakim, hace la publicidad de la visita a templos de imanes chíies en Irán a precios simbólicos, y hacen extender los ritos chiíes, como en la universidad Al Mustanseriya cuyo presidente, Taqi Musaui, hizo un llamamiento el mes pasado a la conmemoración de la festividad de la Ashura dentro de la facultad. También es chocante la existencia de un grupo nada despreciable de hombres de religión que se reúnen con los estudiantes y dan conferencias sobre “el islam político” en las universidades.
Si los analistas políticos iraquíes declaran que “el verdadero ganador en las últimas elecciones son las milicias que impusieron un atmósfera de terror”, las universidades son otro ejemplo de la actividad creciente de las milicias “religiosas” dentro de la facultad. Dichas milicias dominan la seguridad de la universidad, obligan a las estudiantes a llevar el velo como en la universidad de Basora, donde hay varias estudiantes cristianas y conversas visten con velo para escapar al grupo Invocar el Bien y Prohibir el Mal, parte de las brigadas del Mehdi, dependientes de Moqtada Al Sáder. La universidad de Mustanseriya organizó un foro del libro iraní, en el que se vendieron los libros a precios muy bajos, además se vendía el velo “legítimo” de la mujer.
El presidente iraquí pidió a los profesores y estudiantes de las universidades iraquíes que mantengan las instituciones académicas fuera de las intervenciones e influencias políticas, haciendo frente a la oleada de asesinatos contra los profesores universitarios, y amenazas contra otros para que salgan del país.
DEFICIENCIA GUBERNAMENTAL
Ante la incapacidad del gobierno para proteger a los profesores, la Asociación de Profesores Universitarios las instituciones académicas oficiales han asumido la “misión de salvaguardar” a los profesores y científicos, mediante la celebración de una conferencia titulada “Las libertades académicas en las universidades iraquíes” durante el pasado mes de noviembre. Se presentaron en la conferencia 17 tesis, de las que se destaca “el efecto de las intervenciones religiosas, partidistas y sectarias en la actividad de las instituciones académicas”.
A partir del concepto de las libertades académicas, los profesores universitarios insistieron sobre:
1- La necesidad de que exista un margen de libertad para que los profesores puedan escribir y hablar de la realidad tal como la ven, sin ataduras, y protegerles de las presiones, dentro y fuera de las universidades, cuando ejercen su derecho de hacer públicas sus opiniones o las conclusiones a las que llegan en sus investigaciones.
2- El papel independiente de la universidad, mediante la determinación y aplicación de sus propias políticas, sin ninguna intervención o presión de sectores externos a la propia universidad.
3- La determinación de códigos que garanticen la libertad académica en las universidades.
Fuente: Diario Al Hayat