- San Juan, PR 10 de noviembre de 2018. Conmemoramos el Día del Veterano – Continuaremos dando la lucha
Esta semana levantamos nuestras voces para denunciar distintas situaciones a las cuales se enfrentan las familias de las y los veteranos. El señor Luis Rafael Ballester , veterano de la Guerra del Golfo Pérsico, falleció por complicaciones surgidas por la exposición a uranio empobrecido. Éste es un metal pesado muy tóxico, que dura 4.5 mil millones de años y EEUU lo utiliza indiscriminadamente en las municiones de las fuerzas armadas . Se aspira, entra por los poros y causa mucho daño a todo ser viviente,(cáncer, daño renal y al hígado, a los pulmones, a la piel y muchos más). Los hijos engendrados por esos veteranos suelen también tener daño físico. Don Luis falleció a consecuencia directa de esa exposición, pero en su certificado de defunción eso no aparece. El Hospital de Veteranos amapucha esos casos para evitar compensar al veterano y a sus familiares. Cuando muere un veterano, muchas veces suspenden las pensiones a su viudo o viuda y a los hijos, causando mucho disloque a las familias. Hoy expresamos nuestra indignación y preocupaciones con respecto a los pobres servicios de salud que presta el Hospital de Veteranos exhortando a la juventud a no firmar un contrato militar. Es precisamente en estos centros de reclutamiento donde los jóvenes firman un contrato voluntariamente que luego se convierte en una esclavitud por 8 años de su vida. Los centros de reclutamiento reciben $4000 millones de dólares anualmente mientras los hospitales de veteranos carecen de personal y equipo médico. El hospital de Veteranos en Puerto Rico no tiene una sala de trauma. El veterano que necesite esos servicios es trasladado al Centro Médico, donde , todos sabemos, hay una demanda extraordinaria por sus servicios.. Denunciamos que solamente hay 30 camas psiquiátricas , por lo que en muchas ocasiones los veteranos tienen que ingresar en hospitales privados, o no son atendidos. Orlando González, veterano convicto por el asesinato de dos personas en Ponce y quien recibiera cadena perpetua en fue víctima de ello pues en dos ocasiones en las que su familia intentara recluirle, les informaron que "no habían camas psiquiátricas". En menos de tres meses, ya había asesinado dos personas, producto del trauma de las guerras. En agosto pasado Esteban Santiago, veterano boricua, fue condenado a cadena perpetua y 5 vidas consecutivas por haber asesinado a 5 personas y herido a 6 en el 2016. No recibió el tratamiento ni la ayuda que necesitaba, a pesar de que su familia lo había llevado a recibirla al hospital de veteranos y hasta al FBI, permitiéndole, además, poseer armas de fuego.
Hay más militares heridos en combate que sobreviven, dada la inmensa cantidad de militares que participan en las guerras. En las guerras contra el terrorismoe han participado 2,680,000 militares, 15,000 de ellos boricuas. Y los siguen reenviando al escenario de guerra por maldad de la orden administrativa "parar las pérdidas" (stop loss), que comenzara las fuerzas armadas en el 2001. Esta orden exige que se sigan reenviando a los militares a las guerras múltiples veces. Claro, se "para la pérdida" para las fuerzas armadas, porque es un militar menos que hay que adiestrar, pero el costo para la salud física y emocional para los militares y sus familiares es enorme.
Once porciento de los que regresan vivos están mutilados (alrededor de 1,650 son boricuas). La discapacidad mayor de estas guerras se conoce como el daño traumático cerebral (traumatic brain injury). Sus síntomas semejan un derrame cerebral: problemas al hablar, parálisis , inmobilidad . No se valen por sí mismos. Requieren un tratamiento médico bien costoso y especializado. El hospital de veteranos de Puerto Rico, al no tener una sala de trauma, NO LOS ATIENDE. El militar se tiene que trasladar de su propio pecunio a algún hospital de veteranos en EEUU donde lo puedan atender. Algún familiar lo tiene que acompañar dada la severidad de su condición.
El costo emocional y financiero para las familias de los veteranos militares es inconmensurable. Además de los problemas de ajuste a la vida civil, problemas con los hijos y de salud, nuestros familiares veteranos militares sufren la necesidad de que el Hospital de Veteranos atienda sus enfermedades físicas y emocionales., teniendo sus familiares en muchos casos que sufragar sus gastos de transportación para recibir dicho tratamiento fuera de Puerto Rico. A ellos y ellas les decimos que no se sientan solos, que les apoyaremos siempre. Porque la maternidad es vida y la guerra es muerte luchamos por la paz.