Una vez el calentamiento ocurre -explicaba la reseña de AP que citó el informe oficial diciendo is not effective for use in hot environments- los sistemas de comunicaciones, navegación y control de vuelo de los helicópteros colapsan y se apagan.
En un intento por apaciguar el caos que ocasionó la noticia en aquel entonces, el Ejército notificó -según se desprende de varios informes internos del US Army- que considerarían resolver el asunto modificando las unidades, instalándoles ventanillas o acondicionadores de aire en la cabina. Tal es el caso del helicóptero accidentado en Puerto Rico pues, según explicó a Primera Hora Luis Orengo, portavoz de la Guardia Nacional (GN), ese Lakota tenía acondicionador de aire.
De hecho, el Ejército dio órdenes esta semana de paralizar los vuelos de los Lakota, hasta que el equipo de investigadores de Fort Rucker, Alabama, esclarezca el motivo del trágico accidente.
"Se mantiene flota en tierra para evitar que si es situación mecánica, de fabricación o algún otro tipo se eviten otros accidentes de este tipo... Es cierto que los helicópteros tenían unos desperfectos de fábrica, pero el que tenemos en Puerto Rico es un modelo modificado que tenía aire acondicionado", dijo Orengo.
Queda claro que a partir de los informes, se hicieron esfuerzos dirigidos a amortiguar el calor desarrollado en cabina para hacer más confortable el viaje, pero no a detectar y a resolver lo que provocaba el sobrecalentamiento.
Cabe destacar que este plan de "refrigeración" no fue acogido por muchas personas, como el congresista republicano Duncan Hunter, quien le envió una carta a la milicia solicitándole que por medidas de seguridad desistieran de la idea de obtener las máquinas y en su lugar optaran por los modelos Blackhawk.
Pero, aun así, el Ejército se empeñó en la flota de estos helicópteros, la cual obtuvo por una inversión que sobrepasó los $2.6 billones. Esta cifra, según conocedores del tema, sacrificó seguridad por costos, porque dentro del mercado las naves eran baratas.
Fue entonces cuando comenzaron a desplegarse los Lakota por parte de la empresa EADS North America, fabricante de la nave a través de su subsidiaria American Eurocopter, a través de distintos estados de Estados Unidos y a Puerto Rico.
A la Isla, según Orengo, las unidades llegaron en el 2009, luego que pilotos locales de la GN -incluyendo a Carlos Acevedo, piloto de la nave accidentada y, precisamente, la única persona cuyo cuerpo aún es buscado por las autoridades en el lugar de la trage dia-, recibieran un adiestramiento en una base militar de Misisipi. Éstos eran los helicópteros 66 y 67 que se entregaron de un total de 138 que ya están en vuelo.
"(El helicóptero accidentado) era nuevo de paquete; nosotros participamos en su etapa de construcción y lo trajimos volando directamente de Mississippi con cero horas de vuelo", expresó Orengo, al agregar que el viaje fue de unas 1,600 millas.
Hay que aclarar que según las especificaciones de los Lakota, éstos están diseñados para "misiones light" que no sobrepasen las 2.8 horas de vuelo.
Habría que preguntarse entonces, si el vuelo desde Misssisisippi violentó esos parámetros de seguridad. Y si lo mismo pudo haber sucedido la noche del 20 de diciembre.
¿Sabe cuántos vuelos tuvo el helicóptero el día del accidente? No, ésa es una información que no tenemos.
El secretario de Justicia, Guillermo Somoza, dijo desconocer sobre el desperfecto de fábrica del helicóptero.
"No había escuchado eso. De saberlo, no dejaba que nadie se montara", dijo.