En el aniversario de la guerra, EEUU y el gobierno afgano aceptan una salida negociada con los talibanes. Coindicen en que no hay receta para derrotar a la insurgencia en la "batalla de las percepciones".
Los generales estadounidenses que comandan la guerra de Afganistán repiten una y otra vez que Irak sirvió como aprendizaje: cuando se combate contra un enemigo no convencional -sin uniformes verdes, trincheras ni jerarquías claras- los métodos de los conflictos bélicos tradicionales son inútiles. Para las próximas camadas de militares, Afganistán habrá sido otra lección: no alcanza con doblegar por las armas al oponente.
Los medios informan sobre decenas de extremistas abatidos cada día, y sin embargo la insurgencia expande su control e influencia sobre las tribus, los pueblos, las carreteras, el comercio, los círculos gubernamentales y las fronteras. Con motivo del noveno aniversario de la guerra, los talibanes emitieron un comunicado en el que dicen dominar el 75% del territorio y destacan que "la resistencia está tan fuerte como siempre".
Aunque la cifra sea exagerada, no es menos cierto que los insurgentes ganaron un amplio terreno en los últimos tres años. Las bajas de las tropas internacionales y de civiles afganos batieron todos los récords en 2010. En septiembre, los muertos de la OTAN ya habían superado a los 521 de todo el año pasado. Más de 2 mil ciudadanos comunes cayeron muertos en el fuego cruzado.Ver completo en http://america.infobae.com/notas/11135-Afganistan-9-anos-y-una-leccion